Elena Lázaro Zamora

Buenas a tod@s!

El espacio que he escogido para realizar la actividad es la estación de metro de mi pueblo.

En el recorrido para mi amigo le voy a explicar el camino que tendría que realizar para poder coger un metro en dirección Valencia:

“Conforme llegues a la estación, sube las escaleras y a mano derecha verás la entrada al edificio de la estación. Al entrar, verás a tu izquierda la máquina para sacar los billetes y en frente de ti la máquina para validar el ticket.

Una vez tengas los tickets en orden, sal del edificio y gira a la derecha. Baja las escaleras y cruza las vías para subir al andén en dirección Valencia. Si tienes dudas de si es el andén correcto puedes asegurarte con los carteles que indican la dirección.”

Para facilitar la orientación, creo que lo más relevante es buscar puntos que destaquen en el entorno y usarlos como referentes para saber en que punto estamos y que dirección debemos tomar. También, creo que siempre que se diseña un espacio hay que facilitar que la movilidad de los usuarios sea lo más intuitiva posible valiéndonos del entorno y usar las señales para complementar esta información cuando sea necesario.

Otro elemento que quiero destacar a la hora de orientarnos es mi mejor amigo y mi mayor enemigo: el GPS.

Es cierto que cada vez que voy a un sitio nuevo me facilita muchísimo el poder encontrarlo con gran facilidad, pero me he dado cuenta de que al usarlo e ir más pendiente del móvil que de mi entorno, no memorizo lo que tengo a mi alrededor y si tengo que volver a ir a ese sitio no recuerdo el camino.

Hace años para llegar a un sitio nuevo tenía que preguntar y a veces me perdía un poco o daba rodeos innecesarios, pero en un solo viaje recordaba el camino. Ahora me ha pasado de ir 3 o 4 veces al mismo sitio y tener que usar siempre el GPS porque no he retenido el camino.

¿Os ha pasado algo similar alguna vez?

Un saludo!